jueves, 21 de agosto de 2014

Cuando menos te lo esperas (II)



Casablanca, 1942


Ella. Desencantada. Superviviente. Desorientada. Saltando de un trabajo a otro... En ese punto clave en el que, o te enderezas, o te pierdes por completo. En el momento en el que empieza la historia, ella dudaba de todo en lo que creía y lo que quería.

No es tan fácil vivir detrás del muro. Es verdad que no te dañan, no les das la oportunidad. No permaneces en el mismo lugar mucho tiempo, como un pájaro guiado por el viento. La palabra perfecta para definir esta sensación es bloqueo. Quizá sabes de lo que te hablo.

A veces sales por la noche a buscar algo. Estás soltera, y piensas, ¿Por qué no?. Te vistes con tu último trapo y sales con esa actitud de estrella de cine. A comerme el mundo, piensas. Otras veces sales sin más aspiración que tomarte algo con una amiga (dicen que así comienzan las mejores noches). Quizá tus pensamientos los ocupa otra persona. O quizá no.

No se en que momento se encontraba, dudo que ella misma lo supiera. También dicen que para ligar no hay nada como pretender no hacerlo... Y en este caso fué así.

Ella miraba sin ver, pero cuando le vió a él no pudo evitar detenerse: era diferente

Todo sucede por algo.

Él, nervioso. Ella, con muchas ganas de abrirse y querer, pero había olvidado como hacerlo. Él, tímido. Ella, enamorándose de su forma de amar.

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