lunes, 30 de noviembre de 2015

Resaca de ti

Me gusta la sensación de echarte de menos, cuando acabamos de separarnos y aún tengo tu olor en mis manos, dulce y sereno, impregnado en toda yo y, a cambio, te presto un poco del mio para estos días de ausencia. Y la mezcla de ambos que inunda tu dormitorio y se queda entre tus sábanas.

Me gusta emborracharme contigo. Rozarnos al bailar, de forma más tierna que obscena, ambos sabemos que ese momento llegará, nos deseamos pero sabemos que tenemos toda la vida por delante. Cantar hasta quedarnos sin voz Offspring, Red Hot o Mecano, pasando por tu querido Bowie o Vetusta Morla.

Puede que ni yo misma sea consciente de lo que siento, pero no me asusta (esta vez no). Sé que pasan los días, casi desapercibidos entre el torbellino de sensaciones y obligaciones, pero que todos suman. Tu pon los acordes, que yo te canto y te bailo y mientras juego a quererte, me enamoro más y más.

Born To Be Wild - Steppenwolf

viernes, 13 de noviembre de 2015

La gata de Malasaña

Ella representa lo que cualquier hombre puede soñar. Posee una belleza salvaje y atemporal. Es insolente, si, pero frágil a su vez. Sabe desenvolverse en cualquier situación, pasando del brillo más cegador a lo menos chic del universo; a perderse entre la gente, con vaqueros pitillo y unas viejas converse. Pelo alborotado y por la cara, lo que le hace parecer aún menor.
De ella poco puedes saber con certeza, la realidad no es tal, sino una subjetiva selección de elementos, con su filtro particular, con sus fairy tales.

Duerme por el día, hace por la noche. Le gusta salir a la calle y sentirse sola, sin tener que aparentar, como siempre se hace con las personas... (Estoy bien / Me alegro de verte / Te llamaré / Nos vemos pronto). Es por eso que lo que más agradece es la compañía animal, salvajemente real.

Malasaña. El barrio donde le gusta perderse, ser quien es. Malasaña es todo, tiene vida propia, a cualquier hora y de lunes a domingo. Unas botas y un pañuelo donde esconder parte del rostro mientras se pierde una noche más, en busca de alguien que le haga sentir como en casa.


Remedios Varo, Creación de las Aves

martes, 10 de noviembre de 2015

Conectados

Me flipa que mi generación esté tan envenenada por las redes sociales, y creo que no me equivoco al utilizar el término envenenada. El hecho es, que una vez dentro, resulta muy difícil ver el daño, en pequeñas dosis (y a veces irreversible) que nos produce la total dependencia de las redes sociales (cada una diseñada específicamente para un target diferenciado, no me centraré en las causas sino en las consecuencias a grandes rasgos).

No creo que haya nada de positivo en fingir que llevas una vida perfecta.  No es positivo tampoco para los demás, que creen erróneamente que la suya es la única existencia miserable. Los perfiles de Facebook, con sonrisas y paisajes de anuncio, son la gran farsa que alimentamos, convirtiéndonos en los protagonistas de un Show de Truman (o debería decir Black Mirror) hecho a nuestra medida y por nosotros mismos. Sin disfrutar el momento, sin pensar en otra cosa que no sea deslumbrar a los otros.


Escena de un capítulo de Black Mirror


¿Evolucionamos o involucionamos? Uno podría pensar que las tecnologías nos dotan de más medios para ser más cívicos, pero la realidad es que nunca ha habido una generación menos consciente, menos humana. Me da miedo pensar a lo que podríamos llegar en unos años. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

Una y otra vez

Tú estás tocando la guitarra. Yo te escucho ensimismada, tarareo y hasta a veces me arranco a cantar, si te animas con algo de Fito o de Estopa. Envuelta en tus mantas y tu olor paso las horas (lo sé por el sol, que viene y se va por la ventana de tu habitación).

¿Quién dijo que las primeras impresiones son las que cuentan? Podemos sin lugar a dudas afirmar que somos las generación más egocéntrica, la que menos se molesta en conocer al otro (un precio muy caro si tenemos en cuenta el tiempo limitado y la multitud de personas con las que podemos interactuar con un simple click). El contacto físico, nuestro objetivo más inmediato, vacío y efímero pero por el que estamos dispuestos a arriesgar casi todo.

Me gusta observarte, perderme en tus pequeños y profundos ojos marrones, y en tu inmensa sonrisa. Dulce, inocente, radiante. De verdad, sin poses, sin peros. La calma en tus brazos y nuestra guerra bajo las sábanas. Me dejo querer, yo, siempre reacia a recibir, como si creyese no merecerlo. Yo, que ahora mismo daría todo lo que tengo por estar en tu cama, ponerme tu pijama más desgastado y sumergirme en tu piel una y otra vez.



Her, 2013