jueves, 15 de octubre de 2015

Vértigo

Cuando le conocí estaba mentalmente destrozada. Aunque habían pasado un par de meses desde la ruptura con mi último chico, el mero hecho de besarme con alguien me daba vértigo, me sentía despreciable, indigna, absurda. Físicamente no me gustaba y mejor no hablar del terreno laboral... por ello, evitaba cualquier tipo de interacción con el sexo opuesto que no fuera estrictamente necesaria.

No recuerdo quién se acerco a quién. Ni las primeras palabras que intercambiamos, pero sí recuerdo que me reí. Tampoco sé que vio el en mí, solo sé que ambos nos sentimos bien (algo que, con el tiempo, he descubierto es muy obvio pero no tan fácil).

La ilusión es contagiosa, y me gusta la forma que tiene de mirarme, sonriente y atento; y la de abrazarme, como si en el pasado no le hubiesen hecho daño, como si llevásemos toda la vida juntos. En resumen, me siento especial.

Es curiosa la forma que tienen algunas personas de hacerse querer, sin más y pese a tener todo en contra.

Heat, 1995


domingo, 4 de octubre de 2015

Un día mas

Resultaba la pose perfecta, deliberadamente ensayada. La sonrisa no dejaba entrever en absoluto las ganas de gritar, de rebelarme contra esta vida, absurda y sin sentido. Veo el desasosiego presente en cada una de las personas con las que me cruzo... Y los días pasan de largo, como si fuera un espectador. ¿La diferencia? No creo que haya visto nunca una peli tan impredecible y subrealista.

Cuando me dan ganas de abandonar, intento no pensar. Algún contenido audiovisual, o incluso un libro de temática superficial. Cualquier hobbie va genial, igual que la música rock bien alta. Las ganas de salir no llegan, pero hay que desinhibirse al estilo siglo XXI, con mucho alcohol y otras drogas blandas.

Todo muere pasado un tiempo. Y a veces, si lo haces muy mal, el sentimiento que queda es negativo. No diría odio, pero en cualquier caso contiene repulsión. Y aquí estamos, intentando salvaguardar nuestra fortaleza, ajenos al dolor ajeno. Buscando sonrisas para compartir en redes sociales, cada vez más lejos del otro aunque se pretenda tener más amigos que nadie. Paradojas.

A mi, como a Sabina, también me confunde la noche. Los demonios duermen por el día.



El maestro Sabina