jueves, 6 de noviembre de 2014

Bajo las sábanas

El amor es el sustento. Sin amor, nos sentimos vacíos, incompletos, decaídos. La vida adquiere un matiz gris, y las alegrías son menos alegrías si no hay alguien especial con el que podamos compartirlas. Los tiempos que corren nos han cambiado: nuestras costumbres, necesidades y entretenimientos no son los mismos que hace unos años; la ostentación que practicamos antaño ha dejado paso a la búsqueda de la felicidad en lo auténtico, lo bello, lo sencillo.


El amor es euforia. Es el entusiasmo por la otra persona. No importa el lugar donde estés, ni lo que pase alrededor: los besos robados en portales son los que mejor saben, las historias de amor se fraguan en los bancos del parque, ¿o no?.

Son tiempos difíciles. Para los jóvenes, que vemos nuestras aspiraciones minadas, y que debemos renunciar a nuestros sueños por un empleo mal pagado, y para los no tan jóvenes el amor se convierte en el alimento que nos mantiene vivos, y nos da la fuerza para afrontar el día a día, y esquivar los obstáculos con los que nos vamos encontrando.

Nunca he tenido más ganas de que caigan las hojas, llegue el frío, y con él, los días entre las sábanas a tu lado.



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