lunes, 27 de abril de 2015

Sentir(te)

Tengo el mejor ordenador del mundo y, ¡no!, no es un iMac. Es mi cerebro, capaz de guardar, organizar y procesar en décimas de segundo miles de recuerdos. Puedo hacer que pasen a velocidad ultra-rápida, en blanco y negro o que adquieran un matiz épico. Creo que cada uno somos el conjunto de nuestros recuerdos y vivencias, y el cómputo final de nuestra vida se concentra en unos pocos minutos, no hace falta guardarlos en YouTube, simplemente con cerrar los ojos basta.

En otro post hablé sobre lo que mis prendas me hacen recordar... Me gusta ponerme la misma ropa y evocar el mismo recuerdo, ir a los mismos sitios donde te conocí, perderme por el centro de Madrid y mezclarme con los turistas. Unas cervezas en La Sureña, los besos robados en el coche, cuando los semáforos nos conceden tregua, cogerte de la mano por la calle... Sentirme como me hacías sentir.

Sé que no está siendo fácil, pero queda muy poco ya. No hay día que no piense en mi casa, mi ciudad, mi gente, mi vida. Pero también sé que merece la pena. Y que te iré a buscar... Ojalá estés.


La Sureña. Madrid.

domingo, 19 de abril de 2015

Humana

Pues resulta que eso que pensaba que me mataría, no lo hizo. Desperdicié días soleados, perdí el tiempo. Descubrí que no hay nadie imprescindible, que estamos solos desde que nacemos hasta que morimos, que no se puede obligar a nadie a que te quiera, y que a veces, no caben nadie más ni en nuestro corazón ni en nuestra mente (hay que dejar marchar a algunas personas para que lleguen otras).

Aún sabiendo que son errores, sigo comentiéndolos. No quiero vivir mi vida a través de un cristal, sin dolor y sin emoción. Quiero equivocarme y superarme, lograr ser la mejor versión de mi misma, hacer las cosas por convicción propia y no por lo que los demás digan. En definitiva, vivir.

Nunca he estado más segura de que he escogido el camino correcto. El error que me llevará al acierto. Nadie dijo que fuera fácil, pero la realidad es que solo ante las adversidades es donde sacamos lo mejor de nosotros mismos.



Mi pequeño homenaje a la obra "El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry.



sábado, 11 de abril de 2015

Mis últimas líneas para ti

A lo mejor tenía que ser así. A lo mejor debía cruzar la frontera para darme cuenta de que esto no era para siempre. Quiero que sepas que me he sentido muy dichosa a tu lado. Aún cierro los ojos y te veo, comiéndome con la mirada y sonriendo, feliz. Despertar y verte a mi lado, decirnos todo con los ojos...

Ahora estoy triste. Lidiando con el duelo y acostumbrándome al vacío que has dejado. Y me pregunto por qué la vida te puso en mi camino si no eras para mi. Pero confío.

Poco a poco me voy volviendo más fuerte y, muy a mi pesar, más fría. No sé, supongo que lo que vivimos acaba por transformarnos, y ya se sabe: de todo se aprende. A diferencia de las otras veces ahora me siento en paz, confío en el destino y creo firmemente en que todo sucede por algo. Respiro hondo. Hoy el sol nos ha regalado un día precioso y a decir verdad, creo que no necesito nada más.



The Apartment, 1960

Dolor y placer

Puede que algunos de vosotros os sintáis inmortales. En el fondo, os envidio. Creo que el miedo nos coarta mucho, muchísimo. A veces es el miedo el que nos arrastra, y acabamos por sucumbir ante lo que juramos no hacer. 

Me gustaría ser pez por un día. Sentirme libre, sumergirme en lo más profundo de océano y no mirar atrás. Eso intenté hoy, pero en una piscina. Dicen que la línea que separa el dolor del placer es muy delgada. Una vez en el agua mis movimientos empezaron a ser torpes, más que pez me sentía ballena. Un par de veces noté que me faltaba el aliento y, en contra de lo que podáis pensar, la sensación fue placentera. Noté ese escalofrío tan especial y que conozco tan bien... Me excité.

Todos sabemos lo que es estar con alguien nocivo. ¿Por qué nos cuesta dejar atrás esas relaciones? Es una mezcla de miedo, morbo y malestar que nos daña y excita a la vez. Te levantas por la mañana y decides terminar con ello pero durante el día los argumentos en contra se hacen chiquititos y los argumentos a favor de seguir con ese cerdo/a acaban por nublarnos los sentidos. Estamos jodidos



Moulin Rouge, 2001

miércoles, 8 de abril de 2015

La fórmula de la felicidad

Yo, 1993


Hubo un tiempo en que pensaba que la felicidad era un mito, un rumor, una leyenda urbana. Durante años hice caso a los anuncios de la tele, convencida de que lo material calmaría mis más profundos anhelos. El ocio, los excesos y el sexo son otras opciones que también he desechado. Ni la comida ni la bebida calman esa insatisfacción que apenas me deja comer o dormir.

Es difícil romper con los convencionalismos, no somos conscientes de lo inmersos que estamos en la burbuja del consumismo constante y la infelicidad permanente. Yo no tengo la receta infalible, ni la estabilidad necesaria. Pero he descubierto que esperar el momento perfecto es desperdiciar millones de instantes imperfectos pero jodidamente felices. 

Aceptar lo inevitable. Cuando aceptas que hay cosas que, simplemente no pueden ser, el alivio que experimenta el cuerpo es brutal. Disfrutar de lo cotidiano. De cualquier cosa que nos regale la vida hoy (un día más aquí ya es el mejor regalo). Dejar de preocuparnos por lo que no es realmente importante. A veces nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos. Tenemos que evitar fustigarnos por lo que ya pasó y no tiene arreglo. Y sobre todo, sentirnos dignos de esa felicidad que tanto ansiamos.

sábado, 4 de abril de 2015

Percepciones, esperanza y destino

¿Qué es la vida? ¿No es acaso un conjunto de recuerdos? La vida tal y como la recordamos, no es tan real. La percepción, los sentimientos que provocan en nosotros determinadas cosas están influenciados por nuestras experiencias y lo que hemos vivido... sin olvidarnos de nuestro carácter y la educación recibida. La ecuación es casi tan complicada como cualquiera de nosotros.

Es difícil darte cuenta de lo solo que estás en el mundo. Pero siempre se puede dar la espalda a la realidad y vivir como si esto no fuese verdad. Yo prefiero enfrentarme a ello, acostumbrarme a decir adiós, y asumir que todo tiene su momento y que lo que no te mata te hace mas fuerte (poco a poco me voy dando cuenta).  Muchos caminos te llevan a un mismo destino. Descubrirlos forma parte de la vida.

Cuando uno deja algo atrás, suele caer en el error de idealizarlo. Ocurre con las personas, pero también con las situaciones. Cuando quedamos atrapados en el pasado, no disfrutamos de las cosas bonitas que la vida nos tiene preparadas cada día. Y sobre todo, nos olvidamos de que todo tiene su momento.


10 Razones Para Odiarte, 1999