sábado, 24 de junio de 2017

En las nubes

Me encanta estar contigo. Me siento como si te conociese de toda la vida. En paz, feliz. No tengo que aparentar, no me interesa para nada lo que pasa a nuestro alrededor. Cuando estoy contigo no importa el día que hace, ni lo que pasó hoy en el trabajo, ni tampoco lo que sucederá mañana. 

Como dice la canción de Fito, tu mirada es de fuego y mi cuerpo de cera. Tienes algo que hace que me sienta atraída por ti de una forma que me da miedo, porque no lo puedo controlar. Te he dado la llave, estoy completamente a tu merced. Lo peor de todo es que esa sensación me gusta. Estoy demasiado enganchada. Soy consciente de que puedes hacer lo que quieras conmigo, y me da igual. He aprendido que muy pocas veces alguien te hace sentir así. Y es precioso.

Quiero notar tus labios por todo mi cuerpo; sentirme frágil, nerviosa. Quiero que me hagas gemir, y que te tomes tu tiempo, que no pares aunque te lo suplique. Quiero aprenderme de memoria tus cicatrices y pecas, y que tu hagas lo mismo. Quiero despertarte a besos, quiero pelearme contigo, quiero desnudarte con prisa y sin prisa. Quiero todo contigo...



Quiéreme si te atreves, 2003

miércoles, 21 de junio de 2017

Descripción subjetiva

Después de tantos meses, de tantos hagan juego y de mil y una historias sobre ganadores y perdedores, creo que ya soy un poco crupier.

Si hace un año me hubiesen preguntado en qué consistía esta profesión, habría echo acopio de algunas películas relacionadas con los casinos; Oceans's Eleven, Crupier, Casino... Películas que cuentan cosas. Pero no a través de la descripción, sino de la sucesión de hechos (dicho sea de paso, hechos inverosímiles desde cualquier punto de vista).

Para mí, y digo esto con algunos nombres propios en la cabeza, un crupier es un actor. Alguien que cada noche, cuando se pone el uniforme, interpreta un papel y se convierte en alguien que no es. Delante de la ruleta está muy seguro; nadie sabe más de ese cilindro que él. No obstante, una vez se acaba la jornada laboral, el crupier es un chico tímido, amante de los videojuegos y que no sabe de qué hablar con una chica (¿Os acordáis de Stanley Ipkiss (Jim Carrey) en La Máscara?). Vive por y para su trabajo, no tiene vida social fuera del casino, bebe para olvidar y no distingue ya entre el bien y el mal.

No creo que nadie deje nunca de ser crupier. Hay algo en esta perturbable y oscura profesión que destruye a la persona que eras antes, pero que, de alguna forma, te convierte en superhéroe por unas horas y eso, puedo deciros de primera mano, engancha.



Croupier, 1998

jueves, 15 de junio de 2017

Sergio

Seguramente me odies por hacerte esto. No obstante, me siento en la obligación de hacerlo: además de ser alguien muy importante en mi vida, eres el que me animó a empezar este blog. El que me picó para que siguiera escribiendo, y todavía no tenías unas líneas en este modesto diario. Por eso, y porque creo que el mundo debe conocer al gran Sergio. Aquí van unas líneas para ti:

Eres de risa fácil, pero como ser humano de lo más complejo;
Te gusta la sobremesa con wisky y con historias verdes de por medio;
Te ríes de todo y todos, pero de ti más y con más fuerza si cabe;
Eres alguien que siempre se levanta cuando cae.

Sabes que la poesía no es lo mío, ni de lejos. Me falta esa satírica visión, ese punto de vista tan especial que tú tienes... Los seres humanos crecemos ante la diversidad, es por eso que nos llevamos tan bien, ambos damos nuestra visión de los hechos, cada uno a su estilo.

¿Te lo digo en prosa o en verso? ¡Gracias amigo!

Blade Runner, 1982

martes, 13 de junio de 2017

Uno más

Un brindis por mi aniversario; mi par de sandalias favorito; los tres ojos del pez radiactivo de Los Simpson; cuatro palos de una baraja; cinco minutos más; seis temporadas de Juego de Tronos (en julio esto ya no será verdad); siete jugadores de Póker; he visitado ocho países; yo nací un lunes a las 9AM; ¿quedamos a las diez?; me habré visto la serie de Friends once veces por lo menos; me pone Brad Pitt en Doce monos; hoy es martes trece; catorce tatuajes; las locuras de los quince; dieciséis lunares; se me ha olvidado la tabla del 17; cuando tenía dieciocho salía por Alonso Martínez; mi viejo Polo tiene diecinueve años; veinte dedos; veintiún calorías por galleta; veintidós con cincuenta en Mercadona; Michael Jordan jugaba con el 23; veinticuatro horas sin dormir; veinticinco kilos de músculo (¿qué te pensabas?); veintiséis besos te daba; veintisiete y vecinos; veintiocho años.


Michael Jordan y Scottie Pippen



lunes, 12 de junio de 2017

Turquesa

Cala Llombards, Mallorca


Por fuera, calma, silencio. Noto como los rayos de sol penetran en mi piel. La brisa del mar llega pausada, constante, como una nana que me adormece y relaja. Mis pupilas están dilatadas, el olor a sal también invade mi sentido olfativo. Me siento llena y no necesito absolutamente nada.

Decido sumergirme para ver lo que hay debajo. El color del mar va desde un turquesa claro hasta un azul oscuro en zonas de algas, la mayor parte de ellas próximas a las rocas. El primer contacto con el agua es rotundo, el agua está fría, aún estamos en junio.

Al principio, oscuridad. Después, todo lo demás. Comienzo a seguir un banco de pececillos de un color blanco tornasolado. Para mi, la definición de belleza. En mi camino se cruzan peces de distintos tamaños y colores; algunos tienen bigotes (¿quizá emparentados con las carpas?); otros un ojo falso justo antes de la cola, posiblemente para defenderse ante depredadores. 

Un mundo precioso, perfecto, nítido y salvaje bajo nuestros pies y nosotros sin saberlo... Maravillosa diversidad mediterránea que debemos proteger. Y luego dicen que el paraíso está en el Caribe...

domingo, 11 de junio de 2017

Fútbol y Lana del Rey

-Hoy no me gusta el fútbol. Hoy soy más de Lana del Rey-.

Jorge me mira, con sus ojos color chocolate, y esa expresión traviesa, y profunda como el océano, que me dice demasiadas cosas, cosas que con palabras nunca se atrevería a decirme. Tengo que confesar que su tranquilidad al pronunciar esas palabras me puso nerviosa y eso, como saben lo que me conocen un poquito, no es propio de mí.

¿Conoces esa sensación, de estar en un sitio, con gente alrededor mientras tu mente está en otro lado?

Era la final de la Champions, 3 de junio, Real Madrid contra la Juventus. Mientras se suceden los goles intento concentrarme en el partido, disfrutar de ese momento especial. Pero no puede ser. La voz de Jorge resuena en mis oídos, y cuando cierro los ojos me encuentro con su mirada, escrutándome como si pudiese adivinar mis pensamientos. Poniéndome nerviosa, haciéndome sentir más y más pequeñita. Como si volviese a tener quince años delante de un chico mayor... Y a la vez, pensando en todas las cosas malas que podríamos hacer juntos.



Born To Die, Lana del Rey, publicado en 2012

viernes, 2 de junio de 2017

frasespluscuamperfectas cumple tres años

Tercer aniversario (como pasa el tiempo, ¿no?). Toca hacer retrospectiva, leer viejas entradas, recordar posts que había olvidado, y hacer ejercicio crítico. 2016 no fue un año prolífico en cuanto a entradas, ni brilló por la calidad de las mismas, podía decirse que me encontraba en una crisis creativa, pero no hay excusas...

La diferencia de los primeros post a los últimos es notable, también el objetivo del mismo ha cambiado. Sigo sin querer agradar a nadie, pero quiero no caer en los mismos temas, proponerme retos y no simplemente plasmar mis pensamientos. Pese a lo imprevisible de los mismos, siento que he agotado ese estilo. Ello no quita, que al releer las primeras publicaciones se me escape una sonrisilla, es mi vida al fin y al cabo.

Son tres años llenos de experiencias, sintiéndome cada vez más pequeñita pese a que voy creciendo (también se acerca mi aniversario, pero eso será en un par de semanas), y cada vez tengo menos cosas claras y me vuelvo más inconformista. Poder plasmar aquí mis deseos y anhelos es sanador, es por eso que debo ser más constante e intentar darle un giro a cualquier idea que pase por el genial caos que tengo por cabeza...

La sensación de sentirte como en casa en un bar pasa muy pocas veces, los señores de Areia lo saben, por eso está lleno de sofás, camas, cojines. De mis favoritos, sin duda. Chin chin.


Areia, Calle de Hortaleza 92, Madrid