viernes, 26 de diciembre de 2014

Indiferencia

Ésta es otra de las lecciones que la vida me tenía preparada: nadie muere por amor y, de verdad, el tiempo lo cura todo.

Y es que, después de adorarte durante lo que parecieron mil años, de sentirme la persona más desdichada del mundo, de llorar tu actitud hacia mi, me he dado cuenta de que me das igual.

Recuerdo momentos bonitos, pero eso es lo menos. El dolor que en otro tiempo sentía al verte ahora es una mezcla de indiferencia y de asco. Lo pasé mal pensando en lo que podía haber sido. Ahora estoy feliz, y con la conciencia tranquila, porque yo sí lo intenté.


Bansky


Por supuesto, en este juego del amor cada uno tiene su versión, y yo tampoco me quedo atrás, tengo mi parte de culpa. Pero martirizarme por los errores que cometí no cambiará el hecho de que nos hemos perdido, algo se rompió y no se puede pegar con loctite. Asumir esto me ha costado años, pero tenían razón: no hay nada como sentirse libre.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Accidente afortunado

Serendipity, 2001

Aunque ya hace muchísimo tiempo que descubrí esta película, me sigue fascinando como el primer día. Algunos dirán que es otra comedia romántica más, lo sé, algo de eso tiene. Pero la idea sobre la cual se sustenta el argumento me fascina: hay algo (destino, o como quieras llamarlo) detrás de todo esto.

Siempre he creído que todo lo que nos sucede es por algo, que nada viene por casualidad. Quizá por eso nunca me canso de ver esta película, porque no creo en las casualidades y sí en el amor a primera vista.

Soy consciente de que nosotros también decidimos y que son muchos los factores que deben darse para que un encuentro casual llegue a algo más, por eso me siento afortunada. Porque nuestro encuentro casual no terminó con un número de teléfono en un billete y otro en un ejemplar de El amor en los tiempos del cólera. Por eso, y porque es casi Navidad quería compartir aquí una película perfecta para esos días de sofá y manta.

jueves, 18 de diciembre de 2014

El concierto

¿Por qué en plena edad tecnológica seguimos apretujándonos para ver a un grupo en directo? Un concierto es un acontecimiento único, en el que el grupo y los asistentes entregan una parte de sí mismos produciéndose un intercambio similar a salir una noche de copas. Es el acontecimiento para masas más íntimo que existe.

¿Alguna vez has escuchado una canción y, además de un cosquilleo por todo el cuerpo, has recordado algo o a alguien? La música posee esa capacidad de transportarnos a momentos y lugares así, sin previo aviso.



La llegada de los Beatles a Nueva York en 1964 resultó el acontecimiento de la década

Seguramente algunos de nuestros contemporáneos lo encuentren fascinantemente raro, y la mayoría de nuestros antepasados lo etiquetarían como suceso digno de estudio. Lo que ellos no saben es que, durante las dos horas y pico que dura el espectáculo, la sensación de complicidad y de conexión no se adquiere de ninguna otra forma. Es algo efímero y, por tanto, especial.

La emoción previa al concierto es comparable con pocas cosas; la expectación, la preparación mientras escuchas tu canción favorita y deseas con todas tus fuerzas que la toquen. Una vez terminado, rememorarás el concierto intentando recuperar el estado de calma, y soltando toda la adrenalina acumulada. 

martes, 16 de diciembre de 2014

Tu olor. Tu sabor. Tú.

Foto de National Geographic


No quiero darle más vueltas de las necesarias, odio hacerlo. Te adoro, y eso debería bastar. Sé lo que hay desde el primer día, sé lo que tengo y lo afortunada que soy por tenerlo. También que hay días malos y discusiones.

A veces las cosas no son fáciles, pero quiero saber que vas a contar conmigo para lo malo además de para lo bueno, y que vas a pensar en mi cuando necesites desahogarte o, simplemente, evadirte del mundo y no pensar en nada.

No me hago a la idea de no volver a besarte. Cuando me miras a los ojos me siento especial. Cuando me acerco a tu boca, noto una corriente de energía eléctrica, mis sentidos se agudizan y noto como mi cuerpo empieza a temblar... De placer, de nervios, de ganas. El calor que desprenden tus labios hace que mi temperatura aumente de forma exponencial, y el olor de tu piel es afrodisíaco. Pero cuando nos besamos... Uff. Cuando nos besamos el mundo se para, solo estamos tu y yo. Y lo demás, está de más.

Dedicado a  -A

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Discos "La Gramola"

Entre las tiendas de souvenirs, los restaurantes fast food y los carteles que anuncian todo tipo de eventos, no resulta fácil fijarse en este pequeño paraíso, esta reliquia viva y universal.

Es difícil saber cuánto tiempo lleva abierta La Gramola, que no necesita publicitarse por internet ni en la prensa local: se consolidó de boca en boca y constituye un ejemplo de la sabiduría popular, una tradición que pasa de padres a hijos.

A veces pasamos de largo ante las cosas realmente hermosas, la mayoría de ellas pasan desapercibidas debido a la saturación sensorial a la que nos vemos sometidos. Se nos ha olvidado la belleza de lo antiguo, el placer de tocar y oler los vinilos de segunda mano, la sensación de cercanía y calidez que transmiten los dueños de las tiendas de toda la vida...

Discos La Gramola, C/ Postigo de San Martín nº 4

viernes, 5 de diciembre de 2014

Lo esencial es invisible a los ojos

Pese a sentirme como una oveja descarriada, hay muchas cosas que tengo claras en la vida. Y son esas cosas las que me han ayudado a salir adelante en momentos difíciles, como éste. 

Sé que a primera vista puedo parecer frágil, pero en realidad no lo soy. Pertenezco a un grupo de supervivientes, mi generación. Hemos crecido sin principios ni objetivos, sin ganas de vivir pese a nuestra corta edadCuando se tambalean los pilares de tu vida, tus verdades absolutas, es difícil no sentirse desorientado o triste. 

La urbe absorbe las ilusiones de los que creen en un futuro mejor, y así consiguen enfrentarse al día a día. La crisis de valores se palpa en el aire; da miedo ver como las costumbres que se consolidaron en siglos caen en lustros.

Pese a todo, sé que lo lograremos, encontraremos nuestro lugar en el mundo. Y será, tal y como sucede con las cosas más difíciles, una aventura digna de contar.



Le Petit Prince, Antoine de Saint-Exupéry

jueves, 4 de diciembre de 2014

La Navidad a través del cine

Durante estas semanas, podremos disfrutar por televisión de la reposición de multitud de películas que se sitúan en estas fechas. La época navideña ha servido de inspiración y ha dejado para la posteridad algunas obras maestras y otras que, aunque no lo son tanto, nos emocionan hasta llorar sin importar las veces que las veamos.

Y como sucede con los langostinos o el turrón y los polvorones en mi familia es tradición ver la película que echen con la mantita después de la comilona. 

Son incontables las películas que tienen como escenario estas fiestas, algunas marcaron mi infancia y otras más recientes se han convertido en mis favoritas. Y aunque este tema da para innumerables entradas, para este post he elegido tres clásicas y tres más actuales. 



¡Qué bello es vivir! (It´s a Wonderful Life, 1946)



Home Alone, 1990



¡Vaya Santa Claus! (The Santa Clause, 1994)



Love Actually, 2003



The Holiday, 2006



The Nightmare Before Christmas, 1993

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Luces y sabores

Esta época del año no deja indiferente a nadie. Algunos la detestan, y otros la adoran. Dejando a un lado la publicidad, la Navidad es algo realmente mágico. Es tiempo hacer balance, de soñar, de compartir. De construir recuerdos, de arriesgar por amor, de emocionarse con una película. Quizá no estén las cosas para tirar la casa por la ventana, pero se puede ser feliz sin un duro en el bolsillo. 


Durante estas semanas, en las que las calles se visten con luces y el olor a canela invade cada rincón, te propongo un plan low cost por la capital: un recorrido por las calles y plazas iluminadas. Puedes empezar por La Puerta de Alcalá, y continuar por Cibeles para llegar a Montera, y desde ahí, a la Plaza Mayor pasando por Sol. Para reponer fuerzas después del paseo, lo mejor es unos churros con chocolate en una cafetería de los alrededores de la Plaza.

Plaza España, 2014

Y es que por muchos años que pasen, sigo emocionándome con los adornos, los villancicos, el olor a canela y a jengibre, y cuando veo a mi abuela preparar la cena de Nochebuena. 

viernes, 28 de noviembre de 2014

Describirte

Hoy me apetece hablar sobre tu cuerpo. Ya que no puedo tenerlo, al menos me recreo recordándolo.
La armonía reina en él como si de una melodía perfecta se tratase. Dulce, suave, atemporal. De color ligeramente tostado y con un aroma que impregna todo lo que toca. Terso, fuerte, inabarcable. Firme de la cabeza a los pies, y con ese aire romano. No podría elegir una parte favorita. Adoro la forma de tus hombros y brazos, musculados. También tus caderas estrechas y tus piernas férreas, y duras, y perfectas como si fuesen la obra de un escultor.





Estar entre tus brazos es una sensación maravillosa, casi tan intensa como la de perderme en tu mirada. Que tu olor se impregne en mi ropa y en mi pelo hace más llevadero el hecho de separarme de ti. Despertarte a besos, hacerte reír, buscarnos debajo de las sábanas, cantarte mientras cocinas...

¿Qué por qué te quiero, preguntas?

jueves, 27 de noviembre de 2014

Fuencarral 109

¿A quién no le han preguntado nunca por el superpoder que elegiría si pudiera? Aunque teletransportarse puede ser en algunos momentos muy útil, creo que, si pudiera elegir, no me decantaría por él. Los trayectos de un lugar a otro son la oportunidad perfecta para desconectar, dejarse llevar y disfrutar de los pequeños rincones que nos acechan en, prácticamente, cada esquina. Mientras paseo por las calles, observo pequeñas tiendas y grandes cadenas, bares, farmacias, ferreterías, peluquerías, cafeterías y portales que, seguro, albergan más historia de la que pensamos. Ya os hablé en este post de la Calle del Rollo, y su histórico origen. Hoy os traigo una historia un poco más grotesca, se trata del Crimen de la Calle Fuencarral.

Esta historia llegó a mi por casualidad, y quizá si no viviese tan cerca no me hubiera llamado tantísimo la atención. Se trata de un asesinato que tuvo lugar en 1888, en el número 109 de la famosísima calle Fuencarral. Una mujer fue asesinada en su domicilio, y, pese a que se investigó en profundidad, nunca se supo con rotundidad si fue la sirvienta o el hijo quien asesinó a la mujer (parece que el móvil está claro, fue por dinero). Periodísticamente, marcó un antes y un después ya sentaría las bases a un nuevo género: sucesos. 

Decido investigar porque quiero ver con mis propios ojos la casa donde acaeció, hace y se dice pronto 126 años, el famoso crimen. Cual es mi sorpresa al buscar el número 109...¡y no encontrarlo! Menos mal que existe Wikipedia, que me dice que el 109 se corresponde actualmente con el número 95 (lo que no resta misterio al hecho de que el número 109 de la calle no exista). 

Espero que os haya entretenido, y que la próxima vez que paseéis por la Calle Fuencarral, echéis un ojo al número 95.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

Pequeñas cosas (II)

Hoy he descubierto el remedio para el estrés, mal humor y en definitiva para todas las situaciones angustiosas que de vez en cuando vivimos los seres humanos. La tormenta comenzó cuando me preparaba para salir, por lo que podríamos decir que fui a su encuentro. Con una sudadera, jeans y botas caminé sin rumbo, disfrutando de la sensación de libertad, mojándome de los pies a la cabeza.

Las hojas eran como un manto que llenaba la calle, y la luz desapareció rápidamente, dejando mayor protagonismo a los faros de los coches y a los semáforos.

Respiré, sin más preocupación de no resbalarme con las hojas, y disfrutando del sonido de la lluvia. En ese momento no existía nada más que yo, dejé de lado los problemas y me sumergí en un estado de calma y sosiego y no pensé más que en el momento presente.

Y me acordé de aquellos veranos en el campo, cuando me sentaba en la puerta de casa y veía llover. Las lluvias de verano y el olor a tierra mojada me hacen sentir viva, parte de algo, feliz.


Cantando bajo la lluvia, 1952

lunes, 24 de noviembre de 2014

Reflexiones

Hay momentos en la vida en los que no tienes ninguna certeza. No crees en nada ni en nadie. La línea que separa lo bueno y lo malo es tan fina, que dudas hasta de ti y de tus principios. Sabes que existes porque puedes verte y tocarte. Lo demás es volátil, temporal. Las personas vienen y van, las grandes lecciones de la vida se aprenden en solitario.

Y cuando esta sensación amarga me invade no puedo evitar ponerme triste. Todo es temporal, y no se puede retener a nadie contra su voluntad. El amor no se puede guardar en un bote de cristal. Es por eso que dicen que cuando amas a alguien debes dejarlo ir, si te quiere volverá.

Si algo he aprendido en estos últimos años, es a no tener miedo a equivocarme. Equivocarse es el paso previo para lograr algo. Estoy tranquila porque, hasta mis peores decisiones, me llevaron a lo que con el tiempo he reconocido como mis mayores logros. También lo estoy porque la razón que me impulsó a cometerlos fue el amor, lo único de verdad. Y, aunque en ocasiones no dura para siempre, nos mantiene y nos da ese empujón que necesitamos.


Hoy comparto con vosotros una historia preciosa sobre la vida. Espero que os haga reflexionar.


¿BUENO? ¿MALO? ¡QUIÉN SABE!

Un anciano vivía en un verde valle con su hijo,un joven apuesto y respetuoso. Pese a la falta de posesiones materiales, vivían una vida idílica y eran felices. Tanto que despertaron sentimientos de envidia entre sus vecinos.
El anciano gastó prácticamente todos sus ahorros en comprar un caballo joven sin domar. Era una hermosa criatura y pensaba utilizarlo para la cría. La misma noche en que lo compró, saltó por encima de la cerca y desapareció. Los vecinos acudieron y los compadecieron. -¡Que terrible!- dijeron. -¿Bueno?¿Malo?¡Quién sabe! -respondió el anciano.
Diez días después el caballo volvió. Venía acompañado de media docena de caballos salvajes y el viejo logró hacer que entraran en su cercado, que había arreglado para que no pudiesen escapar de él. -¡Que buena suerte! -Dijeron los vecinos. -¿Bueno?¿Malo?¡Quién sabe!.
Su hijo empezó a adiestrar a los caballos. Uno de ellos lo tiró al suelo y le pisoteó la pierna, que sanó torcida y lo dejó con una cojera permanente.
-¡Que mala suerte! -dijeron sus vecinos. -¿Bueno?¿Malo?¡Quién sabe!-.
Al verano siguiente, el rey declaró la guerra. Destacamentos de leva llegaron al pueblo y se llevaron a todos los jóvenes como soldados. El hijo del anciano se libró debido a su pierna lisiada. -Tienes suerte de verdad -exclamaron los vecinos mientras lamentaban sus propias pérdidas. -¿Bueno?¿Malo?¡Quién sabe! ...

Abriendo Puertas. Srikumar Rao



fondoescritorio.com.es

viernes, 21 de noviembre de 2014

Olvídate de mí

Después de tanto tiempo, apareces como si no hubiese pasado nada. Dices que te alegras de verme, y yo también, supongo. Hubo un tiempo en el que no me veía sin ti. Paseamos nuestro amor por las calles de Madrid, esas que luego me vieron llorarte. Creí que moriría, que no volvería a sentir lo mismo por nadie más, pero me equivocaba. Ha pasado mucho tiempo, y yo he vuelto a amar.

Fui una ingenua, pensé que regresarías, cabizbajo, rogándome otra oportunidad.  Que tus palabras eran verdad, que no eras sin mí, que me necesitabas. Pero nunca lo supe. Al menos, hasta hoy.

Ahora apareces como si nada y haces que mi pequeño mundo se tambalee. ¿Por qué ahora? ¿Por qué justo cuando empezaba a olvidarte? Ahora, cuando tengo cierta estabilidad. Algo de independencia, un poquito más de amor propio. Quizá no tenga el trabajo de mis sueños, pero ¿acaso eso no es una utopía y más a los 25 años?

Lo mejor está por llegar.

Todas nuestras decisiones tienen consecuencias. A veces no somos conscientes de ello, pero no os engañéis: que no sean inminentes no significa que no existan. Yo soy dueña de mis actos, por eso decido. Y decido olvidarte, pero de verdad. Pensar en hoy, pensar en mí y no en lo que pudo ser. 

Dedicado a F. y a todos los que están intentando olvidar y pasar página.


Eternal Sunshine of the Spotless Mind (¡Olvídate de mí!), 2004

jueves, 13 de noviembre de 2014

Placeres mundanos



Tyler Durden nos ofrece en El Club de la lucha (David Fincher, 1999) una alternativa al mundo consumista que domina nuestros días. Hoy me apetece reflexionar sobre una de las frases (sin duda la más famosa) de la película: La publicidad nos hace desear coches y ropa, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados.

Para sentirte completo, te dirán, necesitas comprar ropa de forma regular. Seguir unas tendencias marcadas por las grandes firmas en reuniones secretas en algún hotel de Dubai, Nueva York o París y donde se decide lo que vestiremos el próximo otoño. Ir a Ikea a comprar la nueva alfombrilla para el baño (que no necesitas), tomar café en el Starbucks y hablar sobre las próximas vacaciones. La publicidad nos crea necesidades y nos promete plenitud, integridad, realización, y lo hace a través de nuestros más profundos anhelos: ser aceptado, querido, respetado, admirado por tus semejantes.

Muchas son las opciones que nos ofrece la sociedad de hoy para evadirnos, aunque sea por un rato, de la sensación de vacío, de desesperanza, de infelicidad que nos inunda por dentro, y que no sabemos cómo llenar. No es odio, ni resentimiento: es un último aliento antes de asumir lo que soy y lo que hemos venido a hacer aquí. Lo miserable de la raza humana.



jueves, 6 de noviembre de 2014

Bajo las sábanas

El amor es el sustento. Sin amor, nos sentimos vacíos, incompletos, decaídos. La vida adquiere un matiz gris, y las alegrías son menos alegrías si no hay alguien especial con el que podamos compartirlas. Los tiempos que corren nos han cambiado: nuestras costumbres, necesidades y entretenimientos no son los mismos que hace unos años; la ostentación que practicamos antaño ha dejado paso a la búsqueda de la felicidad en lo auténtico, lo bello, lo sencillo.


El amor es euforia. Es el entusiasmo por la otra persona. No importa el lugar donde estés, ni lo que pase alrededor: los besos robados en portales son los que mejor saben, las historias de amor se fraguan en los bancos del parque, ¿o no?.

Son tiempos difíciles. Para los jóvenes, que vemos nuestras aspiraciones minadas, y que debemos renunciar a nuestros sueños por un empleo mal pagado, y para los no tan jóvenes el amor se convierte en el alimento que nos mantiene vivos, y nos da la fuerza para afrontar el día a día, y esquivar los obstáculos con los que nos vamos encontrando.

Nunca he tenido más ganas de que caigan las hojas, llegue el frío, y con él, los días entre las sábanas a tu lado.



miércoles, 5 de noviembre de 2014

Recuerdos (II)

Desde la tienda estoy oyendo una canción de la BSO de Grease sonando por el centro comercial. Me he emocionado, ha sido como volver a tener ocho años. Y quería dejar constancia de ello, y de la sensación magnífica que es que una canción que habías enterrado en tu memoria te estremezca y te haga sonreír de verdad. Todo se ha parado, un escalofrío me ha recorrido el cuerpo y me he visto como la chiquilla que fui, deslumbrada por la historia de amor que cuentan en Grease.

Grease, 1978

No he podido evitar recordar la fascinación que me provocaba ver esta película. Recuerdo, el VHS grabado de la tele, en el que faltaba la escena inicial de Danny y Sandy en la playa, pues dí al botón de grabar después.

Mi obsesión por esta película era tal que no había fin de semana que no la viera. Por supuesto, memoricé todos los diálogos, y aún están en alguna parte de mi desordenada cabecita. Me alegra comprobar que mi fascinación sigue intacta, es más, ya sé que haré en mi próximo ratito libre.

Y tú, ¿qué película no te cansas de ver?
Laura

viernes, 24 de octubre de 2014

Suerte

Calentita y en la cama escribo estas líneas. Mirando por la ventana reflexiono sobre días pasados, que ya no volverán. Sobre el futuro, incierto, y sus posibilidades. Sobre ti y sobre mi, ya sabes.

Y me pregunto si somos conscientes de lo que sucede día a día, a veces tan rápido que pasa desapercibido. Cada momento vivido se almacena en nuestro nosotros, y me hace sentir miedo y felicidad al mismo tiempo. Suerte de haberte encontrado, de saberte mío, de sentirme tuya y de nadie más.

Suerte de poder pensarte a solas en mi habitación. De soñar despierta. Levantarme por la mañana y verte en mi móvil si no te puedo tener al lado, es motivo más que suficiente para que la sonrisa no se me borre del rostro. ¿Y la sensación de esperarte en la cama, la de buscarte por las sábanas y robarte besos medio dormido? Esa no tiene comparación. 

Suerte de hacer planes. De compartir sueños, de que te duermas en mis brazos mientras te susurro. De apoyarnos el uno en el otro. De pensar en nosotros como uno. Suerte, mi amor, de ser nosotros.


Toy Story, 1995

miércoles, 22 de octubre de 2014

Escribir (para no pensar)

Tú, mi única liberación real, con la que regreso después de mis escarceos con las demás distracciones, pero que no consiguen aliviar esta sensación de vacuidad que intento controlar con éxito la mayoría de las veces.

Tú, mi forma de enfrentarme al mundo y de abrirme a él, la única con la que puedo ser yo misma y que me escuchar, sin juzgarme. De las pocas que puedo practicar en cualquier parte y que no necesita más que un papel y un boli (los sitios más raros donde la inspiración me obligó a escribir podrían dar para una entrada, o para más de una).

Tú, mi sustento. Cada uno elegimos nuestra forma de evasión. Trabajar todo el día para no pensar y llegar a casa justo a tiempo para ver la televisión hasta caer rendidos. Seguramente algo de tiempo libre te mataría: enfrentarse a uno mismo es algo complicado, el insomnio acecha, fruto de nuestro sentimiento de culpabilidad. Todos contribuimos a que la sociedad sea como es, y buscamos llenar nuestra existencia con momentos, momentos inmortalizados en nuestro móvil de última generación con 4g. ¿Suficiente? Hay días como hoy en los que me parece que nada es suficiente.

Canciones de amor para corazones con odio... Por amor al odio. R. Lechowski

lunes, 20 de octubre de 2014

Paraíso terrenal

El ritmo al que nos vemos sometidos a diario a veces no nos permite disfrutar de momentos para nosotros. Y no me refiero a los ratos en los que se ponen lavadoras, se hace la compra o se cose un botón. 

Personalmente, creo que debemos sacar unos minutos al día para hacer algo con lo que realmente disfrutemos, sin grandes pretensiones. Caminar sin rumbo es algo que me relaja mucho (siempre y cuando el tiempo acompañe). Me gusta escuchar mis respiraciones y concentrarme en ellas, y en el movimiento, en silencio. O, imagínate esta: conducir de noche, con la radio bajita, disfrutando del contacto de tus manos con el volante. Tus pies actúan instintivamente, como si el coche fuera una extremidad más de tu cuerpo, acompañado exclusivamente por el ruido de los semáforos.

Una vez leí en un libro que oler una rosa durante cinco minutos podía convertirse en uno de esos momentos especiales del día. Quizá disfrutes, como yo, de una tarde de lectura. ¿Acaso hay mejor desconexión que perderse por las páginas de un libro? Acabo de terminar éste y lo quería compartir con vosotros.

El barón rampante, Italo Calvino, 1957



jueves, 16 de octubre de 2014

Sonríe

Hoy me he sorprendido intentando convencer a unos desconocidos de la importancia de una sonrisa. No, no estoy loca: era una entrevista de trabajo. Y ahora, pensándolo bien, creo que no podría no sonreír durante un día entero, que incluso en los días más tristes, tenemos una razón para hacerlo.

Todos nos hemos levantado alguna vez con la sensación de estar viviendo la vida de otro, de estar atrapado, de no encontrar aliciente suficiente para enfrentarnos a ese día. Entonces, de repente, sucede algo que te hace reflexionar y pensar -¿Realmente tengo motivos para no sonreír?-. Y ya os digo que puede ser lo más banal del mundo, una charla en la cola del súper, en la del cine o en el ambulatorio (estoy segura de que se han fraguado muchas historias de amor esperando al médico). Algún día os contaré alguna... 

Dejando de lado los estudios que dicen que si ríes vives más y que una sonrisa ejercita todos los músculos de la cara, probemos a hacerlo para ver la reacción del que tenemos enfrente. Nuestro compi de curro, el vecino de al lado o cualquiera con el que nos crucemos. ¿Por qué no?



Foto de: http://pikatoust.wordpress.com/


martes, 14 de octubre de 2014

Primates

Pese a las lluvias de los últimos días, y a que las noticias no son muy halagüeñas, me resisto a caer en el desánimo. Tengo algo, mis palabras, de las que soy dueña y cautiva, y que elijo a veces sin pensar demasiado. Y es que, para mí, es igual de malo no pensar las cosas como hacerlo en exceso, puesto que la espontaneidad (no confundir con la desvergüenza) es un rasgo muy especial y distintivo.

Las palabras nos han traído hasta aquí, sin ellas no podríamos ser. Y tampoco habrían triunfado inventos como la máquina de escribir, el ordenador, o el twitter. El lenguaje es nuestro rasgo diferenciador, pese a que algunas personas lo desvirtúen constantemente. Supongo que es para que no nos olvidemos del proceso evolutivo.

Y, aunque hoy en día y gracias a Youtube y a todo el material audiovisual disponible en la red no hace falta ningún contacto humano, creo que ya es hora de salir de mi habitación y enfrentarme al mundo real.

Los monos no usan zapatos, pero el de abajo consiguió generar polémica al hacerse un selfie o autofoto con la cámara del fotógrafo David Slater. Éste, reclamó sus derechos por haber sido su cámara la que inmortalizó al macaco, pero finalmente los tribunales no le dieron la razón y la foto pasó a ser de dominio público. 


Selfie del Mono, 2011, Indonesia

lunes, 13 de octubre de 2014

Calidez

Hay luz incluso en los días más oscuros. Quizá te levantaste con una sensación rara, agridulce, y no sabes por qué. Tú, que jamás has sentido la necesidad imperiosa de amar; tú, que te sentías el rey del mundo; tú, que no sabías estar de otra forma que no fuera solo.

Hoy ella no estaba cuando te despertaste. Quizá de ahí la sensación amarga. ¿Cómo puede ser -te preguntas- que haya ocupado un hueco inexistente? ¿Acaso le diste tu permiso? No, pero lo cierto es que ya no te ves sin ella (y te falta su ropa en el suelo de tu dormitorio).

Antes no te planteabas una relación. Nada de besos después del sexo, ni de compartir el cepillo de dientes. Nada de exponerse al dolor, tú que ya sabes lo que es que te dañen. Pero ahora, lejos de su calidez, te das cuenta que está en todos tus planes, que la necesitas.

Ella, que apareció por casualidad.




miércoles, 8 de octubre de 2014

Redimirse

Dejar que la culpa se vaya. Todos somos humanos, todos nos equivocamos, y no sirve de nada atormentarse por el pasado.
Disfruta los pequeños momentos. Y no te hablo de irte a un Spa o pasar el día en la sierra, porque no hace falta moverse de casa. Una ducha caliente puede ser de lo más estimulante, y no lo sabemos. Disfruta tu próxima ducha sin prisa, sin pensar en las preocupaciones...

El agua caliente alivia de forma inmediata los músculos tensos, piernas y pies. Comienzas a sentir que la temperatura de tu cuerpo sube, y te abandonas a esa sensación. Únicamente existes tu. 

El olor a jabón inunda la habitación. El contacto con tu cuerpo, húmedo y suave hace que experimentes la sensación de placer y, lo más importante, que seas consciente de ello. Es tu momento, disfrútalo sin prisa, aún cuando la sensación de tengo cosas que hacer intente atraparte.

Salir de la ducha, encontrarte el espejo empañado y secar, poco a poco y con cuidado cada parte de tu cuerpo, mientras piensas (¿por qué no?) en lo bien que te sienta el ejercicio de las últimas semanas. Quiérete, mímate. 

¡Ah! No olvides la crema hidratante. Tu pareja te lo agradecerá...




martes, 7 de octubre de 2014

Mi lugar

Sé que no podría estar sin ella. La ciudad más bonita del mundo. Ella, que me regala su abrazo, que me saca una sonrisa cuando sólo me apetece llorar.

Las calles, aún llenas de gente que aprovecha el tiempo otoñal, amortiguan el sonido de las miles de conversaciones que escuchan a diario y de las que son testigo, sin quererlo. La marea de personas disminuye alrededor de medianoche, cuando el relevo lo cogen estudiantes y trabajadores.

Se puede decir que esas calles me han visto crecer. Hace mucho perdí la cuenta de las veces que salí de casa sin rumbo, y bajé la calle Fuencarral desde Bilbao hasta Gran Vía. Noche y día, con frío, lluvia, y también con mucho calor.

Pues resulta que llevaba tiempo sin perderme por estas calles y, cuando el otro día lo hice, me vi en los escaparates como la niña que solía ser; lo feliz que he sido y los momentos que he pasado. Ahora, muchos años más tarde, mi lugar y acompañante favorito son cualquier bar de la zona y tú.






Viena Capellanes, un siglo de historia (Fuencarral 122, Madrid)

miércoles, 1 de octubre de 2014

Escuchar

Estos días me estoy dedicando a escuchar. Procuro ir con los ojos y oídos bien abiertos. Los coches rugen con especial ahínco, y el otoño reivindica su momento: el viento es como el hilo musical de la ciudad. 

Escucho a las personas y no puedo evitar una mueca de tristeza, los españoles vagamos por las calles cabizbajos y el silencio, que pesa, suena más fuerte que cualquier cláxon.
Los políticos hablan de recuperación económica: para ellos sólo importan las cifras. Salgo a la calle, y escucho al dependiente de la pequeña tienda, que no ve entrar a nadie desde hace semanas, y que ve como, lejos de obtener beneficios, se resigna a subsistir.



Foto de http://enblogs.com/

Pero sé que eres consciente de ello, pocos hay que no lo son. Por eso mismo, te pido desde aquí que tomes parte y ayudes con lo que puedas: haz tu trabajo con optimismo y eficiencia, sonríe a tus semejantes y trátalos como te gustaría que te tratasen a ti, con respeto. Pero, sobre todo, da las gracias por lo que tienes, que es mucho...



lunes, 22 de septiembre de 2014

Amores de otoño

Igual que le dí la bienvenida, creo que el verano se merece un post de despedida. Sé que no se pueden vivir nueve meses esperando a tres, pero resulta que las mejores cosas ocurren en verano. ¿Quién no ha tenido un amor de verano? Y aunque dicen que los amores de verano son pasajeros, yo, cabezota como nadie, me resisto a la idea de que un amor de verano no puede durar.

Creo que lo que les pasa a los amores de verano es que los desacuerdos crean la tensión que propicia la ruptura, y el orgullo hace que ninguno piense fríamente y diga -No quiero perderte por esto-. Porque señores, no hay dos personas iguales, y si las hubiera, sería una catástrofe que acabaran juntas: las conversaciones, el entendimiento, el ponerte en el lugar del otro, se aprende. Y es un camino apasionante.

Las relaciones pasan por distintas etapas, y el principio equivale al verano. Todo es nuevo, desordenado, sin horarios y muy, muy intenso. El otoño tiene que ser tranquilo, más recogido, igual de íntimo pero más bonito, puesto que la sensación de plenitud para con el otro crece y crece cada día.

¿Qué me dices? ¿Quieres ser mi amor de otoño?



domingo, 21 de septiembre de 2014

Referencias

Desde pequeña me encantó leer y escribir, dibujar, comunicar, imaginar. A la edad de (más o menos) doce años descubrí el Periodismo, y fué amor a primera vista. No me interesé por nada más, me informé de notas de corte y, así fué como entré a la Complutense allá por el 2008. Creía que había nacido para eso, aunque si os digo la verdad, fueron años despreocupados y marcados por el día a día y lo inmediato. 
Resulta que, con el paso del tiempo me he ido desencantado de la vida en general, y de la profesión en particular: no todo es como lo cuenta Kapuscinski en sus libros. 

Tendemos a idealizar situaciones, y así cometemos el peor error de todos: nos olvidamos de disfrutar, y del motivo que nos impulsó a ello, eliminando por completo la ilusión del principio. Dar tumbos no es lo ideal pero, a veces, es necesario para encontrar nuestra verdadera vocación, lo que realmente nos motiva.

No voy a culpar a otros por mis errores. Es injusto y no servirá para mejorar las cosas. Aunque el Periodismo ha monopolizado mi vida estos últimos años, creo que ha fallado el enfoque desde el cual he mirado a la profesión: para mí, la más compleja, sacrificada y a su vez, agradecida. Creo que enseñar el Periodismo que existía hace veinte años es algo absurdo, las nuevas tecnologías están cambiando nuestra forma de comunicarnos y de consumir información. Esto sólo nos dificulta y retrasa en la tarea de comunicadores de este mundo global en el que vivimos. 

Sé que he nacido para esto, pero, a día de hoy, no encuentro mi lugar en los medios de comunicación tradicionales. Esto me ha llevado a dudar de si lo mio era realmente vocacional. Quizá no soy yo...

Lo que quiero decir, en definitiva, es que hay muchas clases de Periodismo. Ya no viviremos las épocas de corresponsales-espías que se perdían durante meses por territorios inhóspitos en busca del fotorreportaje del año: Internet nos ahorra tiempo y recursos. No es darle la espalda a un sueño, ni rendirse. Es adaptarse a los tiempos en los que nos ha tocado vivir.



El ocaso del Imperio, Kapuscinski

lunes, 8 de septiembre de 2014

Dudas

De vez en cuando, adoro estas noches. Noches en las que el silencio se convierte en tu compañero y confidente. Noches en las que nos planteamos nuestro futuro y presente. Noches para recordar, reír, llorar, extrañar, desear, imaginar y crear. 

Quizá algún pensamiento envenenado se cruce durante nuestra cita con nosotros mismos, hay que dejarlo ir, respirar hondo y pensar en lo que está por llegar, en lo que hemos venido a hacer aquí, en nuestro anhelo más profundo. 

Pero, ¿Es normal tener tantas dudas?

Con el paso del tiempo he descubierto (aliviada) que sí. Empezaba a pensar que soy un bicho raro, de esas personas que no encajan en ninguna parte y que no consiguen sentirse a gusto con nadie. Y digo empezaba porque ahora sé que soy de lo más común, al menos en ese aspecto, por lo que no tendré que vivir confinada y aislada del mundo. Algo así como lo que les pasa a Bill Murray y a Scarlett Johanson en Lost In Traslation...


Lost In Traslation, 2003

sábado, 6 de septiembre de 2014

Presente

Dos metros se cruzan. La sensación de vacío tras la separación. De no ser de ningún sitio, de no pertenecer a nada. De no saber hacia donde voy, ni tan siquiera en que punto me encuentro. Como uno de esos poetas de los años cincuenta, sólo que sin nada de poesía y toda la nostalgia posible. Esas ganas de abrirme y decirte lo que siento, lo que me tortura, pero no poder hablar. Los ojos gastados de mirar, pero ciega. Sin apreciar lo que realmente importa y sin poder disfrutar los días que me quedan por aquí. Esa felicidad efímera, esa plenitud que dura lo mismo que un pestañeo.


Foto: www.mghphoto.es

El presente, errático. El futuro incierto que no te deja ver más allá, y que hace que lo banal te deslumbre y que lo verdaderamente importante pase por alto. Sin más pretensiones que subsistir. Así me encontraba yo esa mañana de septiembre del año 2014...


martes, 2 de septiembre de 2014

Pablo

Llevaba unos pantalones cortos y mochila. Cara de niño. Camiseta azul de manga corta, que deja a la vista unos brazos completamente tatuados. 


Foto: http://alxbngala.tumblr.com/ 

En el derecho, un ancla con el nombre de "PABLO", gaviotas de colores, un barco pirata que navega bajo aguas rojizas y una telaraña que construye una pica en el centro y que coincide con el codo. En el izquierdo, la figura de un demonio con cuernos y que echa fuego blanco por la boca cubre casi todo el brazo. También hay flores de cerezo con colores vistosos que comparten brazo con el demonio, cuatro flores para ser exactos, y de tamaño medio. Mucho colorido al estilo old school. Nuestro chico no pasa de los 25.

Es tímido. Jamás se acercaría a una chica en un vagón de metro, en el autobús o en la biblioteca. Le gusta pasar las tardes en el parque con los amigos, los de toda la vida. Cuando ve a una chica que le gusta, Pablo siente un deseo imperioso de abrir su corazón, enterrado entre esa pose de chico duro con enormes tatuajes. Esto lo deduje por el libro que llevaba bajo el brazo y por el brillo que desprendían sus ojos color almendra. 

lunes, 1 de septiembre de 2014

¡Hola Septiembre!

Audrey Hepburn para Cecil Beaton


Este verano está siendo raro, muy raro. Más de lo normal, quiero decir. Pero no os preocupéis, estoy bien. En realidad, mejor que nunca. Estas semanas he perdido la noción del tiempo y, tengo que decir, que han sido perfectas.

En estos meses, y como ya he contado en otros posts, las rutinas no se cumplen nunca: se desayuna a las dos y se come a las cinco, te acuestas cuando sale el sol y te pasas el día atrincherado en el salón viendo pelis y con las persianas bajadas. Y tiene su encanto (mejor en compañía).

Todos somos algo desordenados y el verano, cuyo fin está próximo, es la estación desordenada del año. Espero que hayáis cogido fuerzas para afrontar las nuevas metas/proyectos de este curso, y que encontréis ese equilibrio maravilloso y esa paz que acompaña al anaranjado y frío otoño. Nunca tenemos ganas de que acabe el verano, pero a la vez, estamos expectantes por los cambios que se avecinan. Y vosotros, ¿Qué planes tenéis? 
Laura


jueves, 28 de agosto de 2014

Las relaciones (II)



No quiero dejar de escribir, es mi único desahogo. No quiero dormir, no quiero soñar. Siento que me persiguen mis miedos, tan arraigados en mí que ya forman parte de mi personalidad. Existe una palabra para definir como me siento: indigna. De alguien que me quiera, por eso me comporto así, dinamitando cualquier relación con alguien, porque siento que no lo merezco.

Quizá el error es intentar cambiar a las personas. Cada uno tenemos nuestras costumbres, más o menos arraigadas. Respetar el espacio de cada uno es clave para que no muera el amor. Él es feliz así, y seguirá siéndolo aún cuando yo me haya ido. 

Cada persona vive las relaciones a su manera. Para algunos es una salida, un alivio de su día a día. Para otros, es mucho más. Construir algo, formar parte de ese algo.

Hablar. De todo y de nada. Cosas que creía olvidadas, que se habían oxidado en mi memoria y cosas que jamás pensé contar a nadie por vergüenza, miedo o qué sé yo. Eso quiero.


jueves, 21 de agosto de 2014

Cuando menos te lo esperas (II)



Casablanca, 1942


Ella. Desencantada. Superviviente. Desorientada. Saltando de un trabajo a otro... En ese punto clave en el que, o te enderezas, o te pierdes por completo. En el momento en el que empieza la historia, ella dudaba de todo en lo que creía y lo que quería.

No es tan fácil vivir detrás del muro. Es verdad que no te dañan, no les das la oportunidad. No permaneces en el mismo lugar mucho tiempo, como un pájaro guiado por el viento. La palabra perfecta para definir esta sensación es bloqueo. Quizá sabes de lo que te hablo.

A veces sales por la noche a buscar algo. Estás soltera, y piensas, ¿Por qué no?. Te vistes con tu último trapo y sales con esa actitud de estrella de cine. A comerme el mundo, piensas. Otras veces sales sin más aspiración que tomarte algo con una amiga (dicen que así comienzan las mejores noches). Quizá tus pensamientos los ocupa otra persona. O quizá no.

No se en que momento se encontraba, dudo que ella misma lo supiera. También dicen que para ligar no hay nada como pretender no hacerlo... Y en este caso fué así.

Ella miraba sin ver, pero cuando le vió a él no pudo evitar detenerse: era diferente

Todo sucede por algo.

Él, nervioso. Ella, con muchas ganas de abrirse y querer, pero había olvidado como hacerlo. Él, tímido. Ella, enamorándose de su forma de amar.