Y me pregunto si somos conscientes de lo que sucede día a día, a veces tan rápido que pasa desapercibido. Cada momento vivido se almacena en nuestro nosotros, y me hace sentir miedo y felicidad al mismo tiempo. Suerte de haberte encontrado, de saberte mío, de sentirme tuya y de nadie más.
Suerte de poder pensarte a solas en mi habitación. De soñar despierta. Levantarme por la mañana y verte en mi móvil si no te puedo tener al lado, es motivo más que suficiente para que la sonrisa no se me borre del rostro. ¿Y la sensación de esperarte en la cama, la de buscarte por las sábanas y robarte besos medio dormido? Esa no tiene comparación.
Suerte de poder pensarte a solas en mi habitación. De soñar despierta. Levantarme por la mañana y verte en mi móvil si no te puedo tener al lado, es motivo más que suficiente para que la sonrisa no se me borre del rostro. ¿Y la sensación de esperarte en la cama, la de buscarte por las sábanas y robarte besos medio dormido? Esa no tiene comparación.
Suerte de hacer planes. De compartir sueños, de que te duermas en mis brazos mientras te susurro. De apoyarnos el uno en el otro. De pensar en nosotros como uno. Suerte, mi amor, de ser nosotros.
Toy Story, 1995