viernes, 24 de octubre de 2014

Suerte

Calentita y en la cama escribo estas líneas. Mirando por la ventana reflexiono sobre días pasados, que ya no volverán. Sobre el futuro, incierto, y sus posibilidades. Sobre ti y sobre mi, ya sabes.

Y me pregunto si somos conscientes de lo que sucede día a día, a veces tan rápido que pasa desapercibido. Cada momento vivido se almacena en nuestro nosotros, y me hace sentir miedo y felicidad al mismo tiempo. Suerte de haberte encontrado, de saberte mío, de sentirme tuya y de nadie más.

Suerte de poder pensarte a solas en mi habitación. De soñar despierta. Levantarme por la mañana y verte en mi móvil si no te puedo tener al lado, es motivo más que suficiente para que la sonrisa no se me borre del rostro. ¿Y la sensación de esperarte en la cama, la de buscarte por las sábanas y robarte besos medio dormido? Esa no tiene comparación. 

Suerte de hacer planes. De compartir sueños, de que te duermas en mis brazos mientras te susurro. De apoyarnos el uno en el otro. De pensar en nosotros como uno. Suerte, mi amor, de ser nosotros.


Toy Story, 1995

miércoles, 22 de octubre de 2014

Escribir (para no pensar)

Tú, mi única liberación real, con la que regreso después de mis escarceos con las demás distracciones, pero que no consiguen aliviar esta sensación de vacuidad que intento controlar con éxito la mayoría de las veces.

Tú, mi forma de enfrentarme al mundo y de abrirme a él, la única con la que puedo ser yo misma y que me escuchar, sin juzgarme. De las pocas que puedo practicar en cualquier parte y que no necesita más que un papel y un boli (los sitios más raros donde la inspiración me obligó a escribir podrían dar para una entrada, o para más de una).

Tú, mi sustento. Cada uno elegimos nuestra forma de evasión. Trabajar todo el día para no pensar y llegar a casa justo a tiempo para ver la televisión hasta caer rendidos. Seguramente algo de tiempo libre te mataría: enfrentarse a uno mismo es algo complicado, el insomnio acecha, fruto de nuestro sentimiento de culpabilidad. Todos contribuimos a que la sociedad sea como es, y buscamos llenar nuestra existencia con momentos, momentos inmortalizados en nuestro móvil de última generación con 4g. ¿Suficiente? Hay días como hoy en los que me parece que nada es suficiente.

Canciones de amor para corazones con odio... Por amor al odio. R. Lechowski

lunes, 20 de octubre de 2014

Paraíso terrenal

El ritmo al que nos vemos sometidos a diario a veces no nos permite disfrutar de momentos para nosotros. Y no me refiero a los ratos en los que se ponen lavadoras, se hace la compra o se cose un botón. 

Personalmente, creo que debemos sacar unos minutos al día para hacer algo con lo que realmente disfrutemos, sin grandes pretensiones. Caminar sin rumbo es algo que me relaja mucho (siempre y cuando el tiempo acompañe). Me gusta escuchar mis respiraciones y concentrarme en ellas, y en el movimiento, en silencio. O, imagínate esta: conducir de noche, con la radio bajita, disfrutando del contacto de tus manos con el volante. Tus pies actúan instintivamente, como si el coche fuera una extremidad más de tu cuerpo, acompañado exclusivamente por el ruido de los semáforos.

Una vez leí en un libro que oler una rosa durante cinco minutos podía convertirse en uno de esos momentos especiales del día. Quizá disfrutes, como yo, de una tarde de lectura. ¿Acaso hay mejor desconexión que perderse por las páginas de un libro? Acabo de terminar éste y lo quería compartir con vosotros.

El barón rampante, Italo Calvino, 1957



jueves, 16 de octubre de 2014

Sonríe

Hoy me he sorprendido intentando convencer a unos desconocidos de la importancia de una sonrisa. No, no estoy loca: era una entrevista de trabajo. Y ahora, pensándolo bien, creo que no podría no sonreír durante un día entero, que incluso en los días más tristes, tenemos una razón para hacerlo.

Todos nos hemos levantado alguna vez con la sensación de estar viviendo la vida de otro, de estar atrapado, de no encontrar aliciente suficiente para enfrentarnos a ese día. Entonces, de repente, sucede algo que te hace reflexionar y pensar -¿Realmente tengo motivos para no sonreír?-. Y ya os digo que puede ser lo más banal del mundo, una charla en la cola del súper, en la del cine o en el ambulatorio (estoy segura de que se han fraguado muchas historias de amor esperando al médico). Algún día os contaré alguna... 

Dejando de lado los estudios que dicen que si ríes vives más y que una sonrisa ejercita todos los músculos de la cara, probemos a hacerlo para ver la reacción del que tenemos enfrente. Nuestro compi de curro, el vecino de al lado o cualquiera con el que nos crucemos. ¿Por qué no?



Foto de: http://pikatoust.wordpress.com/


martes, 14 de octubre de 2014

Primates

Pese a las lluvias de los últimos días, y a que las noticias no son muy halagüeñas, me resisto a caer en el desánimo. Tengo algo, mis palabras, de las que soy dueña y cautiva, y que elijo a veces sin pensar demasiado. Y es que, para mí, es igual de malo no pensar las cosas como hacerlo en exceso, puesto que la espontaneidad (no confundir con la desvergüenza) es un rasgo muy especial y distintivo.

Las palabras nos han traído hasta aquí, sin ellas no podríamos ser. Y tampoco habrían triunfado inventos como la máquina de escribir, el ordenador, o el twitter. El lenguaje es nuestro rasgo diferenciador, pese a que algunas personas lo desvirtúen constantemente. Supongo que es para que no nos olvidemos del proceso evolutivo.

Y, aunque hoy en día y gracias a Youtube y a todo el material audiovisual disponible en la red no hace falta ningún contacto humano, creo que ya es hora de salir de mi habitación y enfrentarme al mundo real.

Los monos no usan zapatos, pero el de abajo consiguió generar polémica al hacerse un selfie o autofoto con la cámara del fotógrafo David Slater. Éste, reclamó sus derechos por haber sido su cámara la que inmortalizó al macaco, pero finalmente los tribunales no le dieron la razón y la foto pasó a ser de dominio público. 


Selfie del Mono, 2011, Indonesia

lunes, 13 de octubre de 2014

Calidez

Hay luz incluso en los días más oscuros. Quizá te levantaste con una sensación rara, agridulce, y no sabes por qué. Tú, que jamás has sentido la necesidad imperiosa de amar; tú, que te sentías el rey del mundo; tú, que no sabías estar de otra forma que no fuera solo.

Hoy ella no estaba cuando te despertaste. Quizá de ahí la sensación amarga. ¿Cómo puede ser -te preguntas- que haya ocupado un hueco inexistente? ¿Acaso le diste tu permiso? No, pero lo cierto es que ya no te ves sin ella (y te falta su ropa en el suelo de tu dormitorio).

Antes no te planteabas una relación. Nada de besos después del sexo, ni de compartir el cepillo de dientes. Nada de exponerse al dolor, tú que ya sabes lo que es que te dañen. Pero ahora, lejos de su calidez, te das cuenta que está en todos tus planes, que la necesitas.

Ella, que apareció por casualidad.




miércoles, 8 de octubre de 2014

Redimirse

Dejar que la culpa se vaya. Todos somos humanos, todos nos equivocamos, y no sirve de nada atormentarse por el pasado.
Disfruta los pequeños momentos. Y no te hablo de irte a un Spa o pasar el día en la sierra, porque no hace falta moverse de casa. Una ducha caliente puede ser de lo más estimulante, y no lo sabemos. Disfruta tu próxima ducha sin prisa, sin pensar en las preocupaciones...

El agua caliente alivia de forma inmediata los músculos tensos, piernas y pies. Comienzas a sentir que la temperatura de tu cuerpo sube, y te abandonas a esa sensación. Únicamente existes tu. 

El olor a jabón inunda la habitación. El contacto con tu cuerpo, húmedo y suave hace que experimentes la sensación de placer y, lo más importante, que seas consciente de ello. Es tu momento, disfrútalo sin prisa, aún cuando la sensación de tengo cosas que hacer intente atraparte.

Salir de la ducha, encontrarte el espejo empañado y secar, poco a poco y con cuidado cada parte de tu cuerpo, mientras piensas (¿por qué no?) en lo bien que te sienta el ejercicio de las últimas semanas. Quiérete, mímate. 

¡Ah! No olvides la crema hidratante. Tu pareja te lo agradecerá...




martes, 7 de octubre de 2014

Mi lugar

Sé que no podría estar sin ella. La ciudad más bonita del mundo. Ella, que me regala su abrazo, que me saca una sonrisa cuando sólo me apetece llorar.

Las calles, aún llenas de gente que aprovecha el tiempo otoñal, amortiguan el sonido de las miles de conversaciones que escuchan a diario y de las que son testigo, sin quererlo. La marea de personas disminuye alrededor de medianoche, cuando el relevo lo cogen estudiantes y trabajadores.

Se puede decir que esas calles me han visto crecer. Hace mucho perdí la cuenta de las veces que salí de casa sin rumbo, y bajé la calle Fuencarral desde Bilbao hasta Gran Vía. Noche y día, con frío, lluvia, y también con mucho calor.

Pues resulta que llevaba tiempo sin perderme por estas calles y, cuando el otro día lo hice, me vi en los escaparates como la niña que solía ser; lo feliz que he sido y los momentos que he pasado. Ahora, muchos años más tarde, mi lugar y acompañante favorito son cualquier bar de la zona y tú.






Viena Capellanes, un siglo de historia (Fuencarral 122, Madrid)

miércoles, 1 de octubre de 2014

Escuchar

Estos días me estoy dedicando a escuchar. Procuro ir con los ojos y oídos bien abiertos. Los coches rugen con especial ahínco, y el otoño reivindica su momento: el viento es como el hilo musical de la ciudad. 

Escucho a las personas y no puedo evitar una mueca de tristeza, los españoles vagamos por las calles cabizbajos y el silencio, que pesa, suena más fuerte que cualquier cláxon.
Los políticos hablan de recuperación económica: para ellos sólo importan las cifras. Salgo a la calle, y escucho al dependiente de la pequeña tienda, que no ve entrar a nadie desde hace semanas, y que ve como, lejos de obtener beneficios, se resigna a subsistir.



Foto de http://enblogs.com/

Pero sé que eres consciente de ello, pocos hay que no lo son. Por eso mismo, te pido desde aquí que tomes parte y ayudes con lo que puedas: haz tu trabajo con optimismo y eficiencia, sonríe a tus semejantes y trátalos como te gustaría que te tratasen a ti, con respeto. Pero, sobre todo, da las gracias por lo que tienes, que es mucho...