Decir que esta experiencia te cambia es quedarse corto: tu vida da aproximadamente cien vueltas de campana, modificas tus hábitos, tu alimentación, tus pensamientos y tus preferencias. Extrañas tu país y lo buscas en todas partes: en los rostros de la gente, en las calles, en el sol y en las estrellas. Quizás las primeras semanas no se es del todo consciente de lo que se ha dejado, de lo que uno era y tenía. Del hogar.
Ya puedo decir que la distancia y el tiempo son dos cosas subjetivas: la distancia la ponen las personas y el reloj se mueve más o menos deprisa según quién lo mira y sus circunstancias.
Y en cuanto a ti...
Quizá estaba demasiado segura (y convencida) de que estábamos hechos el uno para el otro. Quizá me equivoqué, como tantas otras veces. Quizá simplemente teníamos que compartir un otoño agridulce y algunos domingos perezosos de sofá. Aunque estés lejos, yo te sigo sintiendo cerca. Y eso no cambiará.
Dublín, Irlanda
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