jueves, 15 de octubre de 2015

Vértigo

Cuando le conocí estaba mentalmente destrozada. Aunque habían pasado un par de meses desde la ruptura con mi último chico, el mero hecho de besarme con alguien me daba vértigo, me sentía despreciable, indigna, absurda. Físicamente no me gustaba y mejor no hablar del terreno laboral... por ello, evitaba cualquier tipo de interacción con el sexo opuesto que no fuera estrictamente necesaria.

No recuerdo quién se acerco a quién. Ni las primeras palabras que intercambiamos, pero sí recuerdo que me reí. Tampoco sé que vio el en mí, solo sé que ambos nos sentimos bien (algo que, con el tiempo, he descubierto es muy obvio pero no tan fácil).

La ilusión es contagiosa, y me gusta la forma que tiene de mirarme, sonriente y atento; y la de abrazarme, como si en el pasado no le hubiesen hecho daño, como si llevásemos toda la vida juntos. En resumen, me siento especial.

Es curiosa la forma que tienen algunas personas de hacerse querer, sin más y pese a tener todo en contra.

Heat, 1995


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