lunes, 20 de marzo de 2017

Sobre lo que he estado haciendo los últimos meses...

Después de seis meses trabajando en el casino como crupier creo que ya puedo hablar con conocimiento de causa de algunas de las cosas que pasan allí (las más sórdidas que he visto en mis veintisiete años de vida, por cierto) y, sobretodo, me siento preparada para narrarlas, con una pizca de humor y otra de crítica...

Lo que sucede entre esas cuatro paredes es demasiado intenso, marca a trabajadores y a clientes por igual. He aprendido demasiadas cosas en estos meses sobre la vida, sobre las personas, las relaciones humanas, sobre el poder del dinero y sobre ricos y pobres...

Pese a llevar medio año trabajando, y pudiendo observar a las personas que acuden a saciar alguna necesidad enfrente de unas cartas o de una ruleta, sigo sin entender los motivos por los cuales resulta más entretenido ir al casino que al cine o a cenar. La mayoría se juegan mucho dinero a algo que depende del azar, algo que no sigue ningún patrón o variable más o menos previsible. Los clientes, que buscan descargar su frustración contra ti, porque tu eres el casino, pueden resultar de lo más cansino. No obstante, me regalan cada día momentos muy lúcidos y cómicos, y es que, cuando se trata del dinero, no existen apenas principios.

Me maravilla el hecho de que la bola caiga siempre en el número con menos fichas, o en el que no hay ninguna. No puedo hablar de porcentajes porque no es a lo que he venido, pero tengo que decir de forma rotunda que jamás iré al casino a jugarme mi propio dinero.

Para leer y ver sobre el tema...
-Veinticuatro horas en la vida de una mujer, de Stefan Zweig
-Casino, de Martin Scorsese


Casino, de Scorsese (1995)

No hay comentarios: