Creo que lo que les pasa a los amores de verano es que los desacuerdos crean la tensión que propicia la ruptura, y el orgullo hace que ninguno piense fríamente y diga -No quiero perderte por esto-. Porque señores, no hay dos personas iguales, y si las hubiera, sería una catástrofe que acabaran juntas: las conversaciones, el entendimiento, el ponerte en el lugar del otro, se aprende. Y es un camino apasionante.
Las relaciones pasan por distintas etapas, y el principio equivale al verano. Todo es nuevo, desordenado, sin horarios y muy, muy intenso. El otoño tiene que ser tranquilo, más recogido, igual de íntimo pero más bonito, puesto que la sensación de plenitud para con el otro crece y crece cada día.
¿Qué me dices? ¿Quieres ser mi amor de otoño?
No hay comentarios:
Publicar un comentario