lunes, 22 de septiembre de 2014

Amores de otoño

Igual que le dí la bienvenida, creo que el verano se merece un post de despedida. Sé que no se pueden vivir nueve meses esperando a tres, pero resulta que las mejores cosas ocurren en verano. ¿Quién no ha tenido un amor de verano? Y aunque dicen que los amores de verano son pasajeros, yo, cabezota como nadie, me resisto a la idea de que un amor de verano no puede durar.

Creo que lo que les pasa a los amores de verano es que los desacuerdos crean la tensión que propicia la ruptura, y el orgullo hace que ninguno piense fríamente y diga -No quiero perderte por esto-. Porque señores, no hay dos personas iguales, y si las hubiera, sería una catástrofe que acabaran juntas: las conversaciones, el entendimiento, el ponerte en el lugar del otro, se aprende. Y es un camino apasionante.

Las relaciones pasan por distintas etapas, y el principio equivale al verano. Todo es nuevo, desordenado, sin horarios y muy, muy intenso. El otoño tiene que ser tranquilo, más recogido, igual de íntimo pero más bonito, puesto que la sensación de plenitud para con el otro crece y crece cada día.

¿Qué me dices? ¿Quieres ser mi amor de otoño?



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