¿Quién dijo que las primeras impresiones son las que cuentan? Podemos sin lugar a dudas afirmar que somos las generación más egocéntrica, la que menos se molesta en conocer al otro (un precio muy caro si tenemos en cuenta el tiempo limitado y la multitud de personas con las que podemos interactuar con un simple click). El contacto físico, nuestro objetivo más inmediato, vacío y efímero pero por el que estamos dispuestos a arriesgar casi todo.
Me gusta observarte, perderme en tus pequeños y profundos ojos marrones, y en tu inmensa sonrisa. Dulce, inocente, radiante. De verdad, sin poses, sin peros. La calma en tus brazos y nuestra guerra bajo las sábanas. Me dejo querer, yo, siempre reacia a recibir, como si creyese no merecerlo. Yo, que ahora mismo daría todo lo que tengo por estar en tu cama, ponerme tu pijama más desgastado y sumergirme en tu piel una y otra vez.
Her, 2013
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