domingo, 1 de noviembre de 2015

Una y otra vez

Tú estás tocando la guitarra. Yo te escucho ensimismada, tarareo y hasta a veces me arranco a cantar, si te animas con algo de Fito o de Estopa. Envuelta en tus mantas y tu olor paso las horas (lo sé por el sol, que viene y se va por la ventana de tu habitación).

¿Quién dijo que las primeras impresiones son las que cuentan? Podemos sin lugar a dudas afirmar que somos las generación más egocéntrica, la que menos se molesta en conocer al otro (un precio muy caro si tenemos en cuenta el tiempo limitado y la multitud de personas con las que podemos interactuar con un simple click). El contacto físico, nuestro objetivo más inmediato, vacío y efímero pero por el que estamos dispuestos a arriesgar casi todo.

Me gusta observarte, perderme en tus pequeños y profundos ojos marrones, y en tu inmensa sonrisa. Dulce, inocente, radiante. De verdad, sin poses, sin peros. La calma en tus brazos y nuestra guerra bajo las sábanas. Me dejo querer, yo, siempre reacia a recibir, como si creyese no merecerlo. Yo, que ahora mismo daría todo lo que tengo por estar en tu cama, ponerme tu pijama más desgastado y sumergirme en tu piel una y otra vez.



Her, 2013

No hay comentarios: