La diferencia de los primeros post a los últimos es notable, también el objetivo del mismo ha cambiado. Sigo sin querer agradar a nadie, pero quiero no caer en los mismos temas, proponerme retos y no simplemente plasmar mis pensamientos. Pese a lo imprevisible de los mismos, siento que he agotado ese estilo. Ello no quita, que al releer las primeras publicaciones se me escape una sonrisilla, es mi vida al fin y al cabo.
Son tres años llenos de experiencias, sintiéndome cada vez más pequeñita pese a que voy creciendo (también se acerca mi aniversario, pero eso será en un par de semanas), y cada vez tengo menos cosas claras y me vuelvo más inconformista. Poder plasmar aquí mis deseos y anhelos es sanador, es por eso que debo ser más constante e intentar darle un giro a cualquier idea que pase por el genial caos que tengo por cabeza...
La sensación de sentirte como en casa en un bar pasa muy pocas veces, los señores de Areia lo saben, por eso está lleno de sofás, camas, cojines. De mis favoritos, sin duda. Chin chin.
Areia, Calle de Hortaleza 92, Madrid
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