miércoles, 8 de octubre de 2014

Redimirse

Dejar que la culpa se vaya. Todos somos humanos, todos nos equivocamos, y no sirve de nada atormentarse por el pasado.
Disfruta los pequeños momentos. Y no te hablo de irte a un Spa o pasar el día en la sierra, porque no hace falta moverse de casa. Una ducha caliente puede ser de lo más estimulante, y no lo sabemos. Disfruta tu próxima ducha sin prisa, sin pensar en las preocupaciones...

El agua caliente alivia de forma inmediata los músculos tensos, piernas y pies. Comienzas a sentir que la temperatura de tu cuerpo sube, y te abandonas a esa sensación. Únicamente existes tu. 

El olor a jabón inunda la habitación. El contacto con tu cuerpo, húmedo y suave hace que experimentes la sensación de placer y, lo más importante, que seas consciente de ello. Es tu momento, disfrútalo sin prisa, aún cuando la sensación de tengo cosas que hacer intente atraparte.

Salir de la ducha, encontrarte el espejo empañado y secar, poco a poco y con cuidado cada parte de tu cuerpo, mientras piensas (¿por qué no?) en lo bien que te sienta el ejercicio de las últimas semanas. Quiérete, mímate. 

¡Ah! No olvides la crema hidratante. Tu pareja te lo agradecerá...




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