lunes, 13 de octubre de 2014

Calidez

Hay luz incluso en los días más oscuros. Quizá te levantaste con una sensación rara, agridulce, y no sabes por qué. Tú, que jamás has sentido la necesidad imperiosa de amar; tú, que te sentías el rey del mundo; tú, que no sabías estar de otra forma que no fuera solo.

Hoy ella no estaba cuando te despertaste. Quizá de ahí la sensación amarga. ¿Cómo puede ser -te preguntas- que haya ocupado un hueco inexistente? ¿Acaso le diste tu permiso? No, pero lo cierto es que ya no te ves sin ella (y te falta su ropa en el suelo de tu dormitorio).

Antes no te planteabas una relación. Nada de besos después del sexo, ni de compartir el cepillo de dientes. Nada de exponerse al dolor, tú que ya sabes lo que es que te dañen. Pero ahora, lejos de su calidez, te das cuenta que está en todos tus planes, que la necesitas.

Ella, que apareció por casualidad.




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