domingo, 11 de julio de 2021

Libre

Cuando por fin llegan esos días de vacaciones tan esperados, a veces entra miedo. A que las cosas no permanezcan estáticas, a que todo cambie. Es algo bastante absurdo, ya que el cambio es constante: todo cambia siempre estemos o no para intentar impedirlo...

Esta vez ha sido diferente. No os voy a negar que pensé en ello, pero sin esa incertidumbre. Y después de lo que he vivido, creedme, que en lo que menos pensé al llegar fue en las cosas que podían o no haber cambiado. Una parte de mi sigue en Galicia...

Sí. Todo ha cambiado. Pero porque yo lo he hecho. Mi mundo está descolocado, mi rutina ya no existe. Necesito procesar toda esta información con calma y muy poco a poco. Recapacitar sobre lo que era importante para mí, porque a lo mejor ya no lo es. ¿Sabéis qué pasa? Creo que cada vez me importa menos lo que piensen los demás. Me siento libre.


El Camino de Santiago como experiencia vital.


1 comentario:

Unknown dijo...

Qué buena reflexión! Quizás hay que pararse a veces a preguntarse qué es lo que hay ahí dentro y si hay que cambiar de dirección o camino. Aplicar las lecciones que hemos sacado para adaptar y mejorar el plan