Te sientes un poco más vacío, y tranquilo. Algo así como lo que sientes después de un orgasmo o de llorar durante media hora... Y no es comparable a casi nada. Porque el libro, a diferencia de la película, exige de ti una concentración tal que, mientras estás leyendo, no puedes hacer otra cosa. Una entrega total y, si el libro es bueno, un desasosiego permanente hasta que llegas al final. Un libro te puede hacer reír a carcajadas, llorar histérica o sosegadamente (según si lloras de rabia o impotencia, o por el contrario, de felicidad), e incluso hacer que te plantees cosas. Leer libros de otra época te hace más sabio, porque te das cuenta de cuan parcial es la realidad en la que vives, y cómo en poco tiempo ha cambiado tantísimo...
Soy consciente de que leer hoy en día es un atrevimiento, un desafío. Es algo que quita mucho tiempo y que, puede parecer bastante inútil teniendo en cuenta lo pragmáticos que nos hemos vuelto. No pretendo convencer a nadie de nada, esta es mi verdad y así la cuento, sin querer ejemplarizar, solo divertir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario