Últimamente ando algo perdida. Desorientada. Siento que soy arisca con mis allegados, aborrezco lo que no hace mucho me hacía feliz, he dejado de lado la espontaneidad y lo racionalizo todo hasta el extremo. Al final será verdad eso, de que de todo se cansa uno, eso que yo me resistía a creer. La vida va pasando, cada vez más deprisa, y pese a nuestra existencia efímera y miserable, nos aferramos a ella hasta el último aliento.
Con el tiempo me voy dando cuenta de que no debo forzar determinadas situaciones, debo aprender a aceptar las cosas como son. Refrán perfecto para estas situaciones: "Pedir peras al Olmo" (Adoro esa sabiduría popular). La vida, viene como viene, y hay que recibirla como el regalo que es. A veces se nos olvida dar las gracias por, el simple hecho, de habernos levantado hoy. Puede parecer una obviedad, pero no lo es.
Otro día más para seguir viviendo.
Pese a todo, pese a todos.
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