No se por qué me empeño en perseguirte, si el universo no para de mandarme señales. No las quiero ver, me aferro a la idea de que sí puede ser. De que las señales no son señales, son excusas para hacer o no las cosas. Hablo con extraños y me dicen que te olvide... Por no mencionar a mis conocidos: ellos me lo repiten constantemente. Pero, digamos que en lo que respecta al tema, soy una causa perdida. Como una niña que quiere una piruleta. Lo quiero. Y ya.
Soy consciente de lo patética que resulto a veces. Creo que jamás he hecho las cosas que hago para verte por nadie. El cliché por excelencia: cuanto menos me dás, más enganchada a ti estoy. Lo intento, me digo a mi misma: Déjalo estar, lo que sea, será. Pero luego sonríes y... ¡Joder! Me encanta.
No quiero que esto pase, y quedarme con la duda. No quiero verte por las noches y no irme a dormir contigo. No quiero no poder enseñarte rincones curiosos de Madrid. No quiero dejar de escribirte, dejar de mandarte alguna foto absurda o graciosa. No quiero perderte, porque sé que me perdería. Hoy quiero luchar por tí, mañana ya veremos.
Los relojes blandos de Dalí
La versión de Los Simpsons
Laura
No hay comentarios:
Publicar un comentario