La impaciencia que siempre me acompaña, ahora lo sé, ha chafado algunas cosas que, simplemente, no tenían que ser en ese momento.
Y si no tiene que ser, pues mejor que no sea. ¿O acaso quiero algo que no me corresponda, a alguien que no me desee, amigos que no me aprecien?. Me he dado cuenta de que no sirve de nada forzar situaciones, que la insistencia provoca rechazo. Y he tardado bastante en aprenderlo. Aún cometeré ese error mil veces más. Pero, es que, también he aprendido que cada persona es un mundo, y que las circunstancias, las vivencias, o problemas del tipo que sean pueden afectar a la forma en que alguien se acerca a ti.
Cada día vivimos tantas emociones... Imposible procesarlas y saber reaccionar a todas ellas como espera el otro. Muchas veces, un acto o comentario que nosotros entendemos como una ofensa, salió de la otra persona con la mejor intención de mundo. La comunicación es la clave para conocer y comprender al otro.
Voy a intentar no anticiparme, ni frustrarme, ni llegar a conclusiones erróneas. Dejarme llevar, disfrutar el momento. Todo llega. Todo pasa.
Laura
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