Quizá tiene que ser así. Los errores del pasado nos enseñan cómo debemos actuar en el presente. Pienso (y cada vez más) que todo sucede por algo, y que algunas cosas malas (o menos buenas) tienen que pasar para que ocurran otras mejores.
Todo es temporal, incluso las personas. Esto es algo que nos aflige a todos, el miedo a la pérdida llega incluso a fastidiarnos el momento presente. La mayoría de las personas con las que nos cruzamos sólo comparten con nosotros una parte del camino, pero, esto no es malo, es muy positivo: debemos empaparnos como esponjas de lo que todas esas personas puedan enseñarnos.
Lo imperfecto de la vida es lo que la hace tan especial y única. Tenemos que aprender a difrutar de una comida en familia, un paseo, una conversación.
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